martes, 15 de noviembre de 2011

Una moneda de doble cara.

Porque en realidad, todo es una gran mentira. Porque siempre damos a ver lo contrario a lo que sentimos, pero... ¿por que?
Esas veces en las que mostramos una gran sonrisa e intentamos mostrarnos lo mas felices posibles... y en realidad solo queremos ocultar otra gran verdad. Que estamos hechos pedazos por dentro, que nos hemos derrumbado otra vez y que solo quieres desaparecer, pero por el contrario damos a entender a la gente que estamos felices; quizás para no preocupar a las personas que nos quieren o quizás para no llamar la atención de esos estúpidos ignorantes a los que les interesan las desgracias ajenas.
Esas veces en las que dices lo mas seriamente que puedes a alguien que lo odias! Que te deje en paz! Y sin embargo no puedes disimular esa pequeña sonrisa picaresca y esa mirada que suplica diciendo: no te vayas nunca, por favor. Y que en realidad no odias a esa persona, si no que la quieres con todo tu alma.
Esas veces en las que luchas, e intentas ganar a toda costa una batalla que sabes que perdiste hace tiempo.
Sabes que no tienes posibilidad, que ya no quedan casi fuerzas, pero lo sigues intentando. Porque no quieres que la otra persona gane ante tu rendición, que quieres que ella también sufra. Porque eres demasiado orgulloso y quieres llevar razón aun sabiendo que no la tienes, que buscas excusas en todos los rincones intentando que apoyen tu poco creíble argumento.
Que nuestra vida tiene mil situaciones irónicas, que disfrutamos con ellas; y que nunca dejaremos de meternos en esto, no podemos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario