Estaba harta, habían vuelto a discutir, ya no podía mas. Siempre la pasaba lo mismo, acababa echando un par de lagrimas y se prometía que nunca mas; pero esta vez hasta ella se dio cuenta de que la seguiría pasando una y otra vez sin poder controlarlo. Le amaba demasiado y todas las veces que discutían temía perderle para siempre. Discusiones causadas por tonterías pero que acababan convirtiéndose en algo importante para uno de los dos. Salió corriendo de la casa de Ivan y a través de las calles mojadas de aquella tarde lluviosa de noviembre volvió a su casa.No la importaba mojarse, estaba demasiado absorta en lo que acababa de pasar como para preocuparse por algo tan superficial. En ese momento nada ni nadie la sacaría de sus pensamientos; llego a casa, entro como un torbellino; una mezcla de tristeza y furia; fue directa a su habitación, cerro de un portazo y se tiro en la cama a llorar como una niña a la que le han dicho que no puede comprarse una nueva muñeca, pero estas eran lagrimas de verdad, de dolor de impotencia. Fue peor, las sabanas aun olian a él, era demasiado, se entristeció aun mas y una lagrima mas descendió por su mejilla al recordar tantos momentos vividos juntos, tantas veces allí a su lado, abrazada a él. Era imposible que le odiara, le quería demasiado, le debía tanto...
Empezó a darle vueltas a como habían llegado hasta aquel punto, esta vez había sido sin duda la peor de todas,pero todo había empezado mucho antes. Empezó a recordarlo todo, desde el día en que se conocieron. Se acabo durmiendo pensando en que aquella vez había sido la ultima, que no volvería a haber un nosotros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario