martes, 7 de octubre de 2014

Probablemente yo.


 Sin forma, sin formato, solo contenido.
 Y es que cuando los sentimientos te brotan por los poros da igual el cómo, solo importa el qué. De un tiempo a esta parte he empezado a romper esa forma o cáscara que me caracterizaba para dar paso a mi propio contenido;  y no sé si me gusta. Parezco muy débil. Estaba acostumbrada a eso de que si eres insensible no necesitas ser fuerte, pero ahora tendré que volverme fuerte porque he averiguado que no me gusta irme a dormir con los ojos bañados en frustración.

 He descubierto que lloro por ciertas personas además de por personajes de ficción televisiva, pero esto duele más de hora y media. Detesto ser la parte floja de un todo, pero no sé ser la parte fuerte, me es imposible. Resulta que había algo de sustancia en este corazón polvoriento; por primera vez en mucho tiempo escribo en primera persona y eso ya significa un mundo; el mio. Me caracterizo por saber todos mis defectos y ninguna virtud, por tener la capacidad de empatizar guardada en un armario y sin abrir, y por no decir lo que pienso ni siento a no ser que sea mi última opción y este bajo amenaza de muerte, o pérdida en su defecto. Lo peor de esta lista de sandeces es que ya no sé si definen mi forma o mi contenido, y sin saber quien soy no puedo llegar más lejos que mi sombra.