domingo, 24 de agosto de 2014

Huye de las redes.

 Por algún misterioso motivo soy el pez que siempre cae en la misma red. una red tejida a base de mentiras, miradas cómplices y enajenaciones mentales, la única diferencia entre las distintas redes es el sujeto que la teje. El resultado es siempre el mismo; un pez a punto de ahogarse en sus propios pensamientos. Me obligo a olvidar, a buscar caminos alternativos y personas buenas, pero existe un extraño magnetismo entre mi existencia y las redes de pesca furtiva, esa prohibida y dañina, si. 
 Después de alcanzar y pasar con éxito la fase de la aceptación, el olvido y el aumento de fuerza de voluntad llega el destino; ay, fatídico destino. Me toca volver a ver esas miradas que tantos quebraderos de cabeza me han llevado y me los vuelven a provocar. "Los domingos me suelo jurar que cambiaré de vida" Apartar la vista y decirte mentalmente que otra vez no, no es suficiente, nunca lo será. Pero por una vez la suerte me sonríe en este tema; este pez cambia de aguas. Espero que la distancia si haga el olvido y así poder pasar página definitivamente, encontrar otra red, u otro pez o yo que sé; soy mucho de metáforas y ni las entiendo; el caso, que es un maldito círculo vicioso del que no consigo salir y ya me estoy mareando. Esta vez será la definitiva, o quizás alguna vieja red me rescate?

miércoles, 6 de agosto de 2014

Perdonadme

Llevo muchísimo, pero muchísimo tiempo sin publicar nada; ¿el motivo? No sabía que escribir. Quería dar las gracias a todo el mundo que me ha seguido visitando, y pediros que me digáis que os gustaría leer, o simplemente que me dejéis un comentario para así conoceros, ya que tengo un número muy grande de visitas y sin embargo el número de suscriptores y comentarios es muy reducido... Y de nuevo muchísimas gracias por seguir leyéndome.

Y todas y cada una de sus noches, en su cabeza, se sucedían los mismos pensamientos;

Un miedo al error, al ridículo, a fallar delante de la gente. Prefería no hacer nada por si acaso lo hacia mal, así que vivía sin hacer nada, era como si viviera su propia vida en tercera persona. No actuaba, solo miraba.
Pero luego cada noche se arrepentía de ser así,  imaginaba como serian las cosas si exteriorizara lo que  pensaba y sentía, si actuara en la realidad como lo hacía en su cabeza. Todo sería tan distinto.
Y aunque quisiera no podía, había un fuerza superior a ella que se lo impedía. Dijo mil veces que ese iba a ser su día, y no, pasaron meses y ese día nunca llego. Ya no sabia si seguir intentando cambiar o rendirse ante aquella parte de ella misma, estaba agotada.