miércoles, 19 de julio de 2017

Nunca antes había llorado de felicidad

Antes de empezar todo esto estaba deseando irme de casa, dejar atrás todo y a todos los que suponían un peso para mi; cuando llevaba un par de meses aquí estaba deseando volver y dando las gracias por como estar lejos me había permitido valorar todo lo que tenía. Ahora que de verdad tengo que volver no quiero, me da miedo que suponga dar un paso atrás. 

Pánico.

Creo que me está faltando un dato, y es que efectivamente he empezado a valorar todo lo que tengo allí, hasta los nudos; pero que puerto no tiene nudos. Voy a volver diferente, y espero ser capaz de mantener todo lo que aquí he ganado, espero que volver allí no me hunda; de nuevo; porque eso es lo que más miedo da, saber que has alcanzado la superficie pero puedes volver al fondo.

Que aunque vuelvo feliz, más de lo que nunca he estado, y con la cabeza y corazón donde corresponde, he de decir que esto además de servirme para ver todo lo que tengo ha servido para ver lo pequeña que soy en el mundo, y que no quiero quedarme en casa a pesar de todos mis tesoros; quiero irme, y aprender a ser desde cero y sin libro de instrucciones, porque en el fondo se que lo que mas me aterra es lo que mas deseo y lo que mas me atrae, que soy una especie de masoquista, que quiere irse pero no decir adiós.

He empezado a explorar el mundo, a salir de esa burbuja en la que se empeñan en encerrarnos y  me he explorado a mi, me he puesto a prueba y creo que la he superado. Y que decir, que una vez rotos los que creías tus límites no queda otra que buscar donde están los reales.

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