'Las comparaciones son odiosas', y ella estaba harta de que la comparan con todo el mundo, estaba claro que no era la más buena, pero tan poco la peor; solo una persona mas de este caos.
Pero quería ser una reina, así que empezó a disfrazarse cada noche. Se ponía sus tacones, esos que la hacían estar por encima de muchas y esos vestidos que hacían que muchos las quisieran encima suya. Se pintaba los labios de un rojo apetecible, cual manzana para blanca nieves. Se metió en un mundo al que no pertenecía, aquella aristocracia de las calles con todas sus normas y castigos si no las cumplías.
Empezó desde abajo y se fue convirtiendo en la reina que quería, cada vez ese disfraz calaba más hondo dentro de ella; pasó a creerse la reina y a actuar como tal.
